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Por Fernando Rodríguez Bornaetxea

Doctor en Psicología y maestro de meditación.

 

Infocop , la revista del Consejo General de Colegios Oficiales de Psicólogos de España, se presentaba en su número de Junio-Julio, con un monográfico sobre Psicología de la Meditación. Con el título La psique de vuelta a casa se vincula la práctica de la Meditación a las terapias de tercera generación. Es la primera vez que desde las instituciones responsables de la práctica profesional de la Psicología aparece un reconocimiento público de la meditación como herramienta terapéutica.

 

No obstante, la Psicología Científica viene estudiando sistemáticamente esta técnica milenaria desde hace más de 40 años. Se han obtenido resultados que demuestran que la práctica de la meditación ayuda notablemente a superar problemas como las adicciones, la agresividad y destructividad, la depresión, la anorexia y el insomnio. También en enfermedades psicosomáticas como la diabetes, la hipertensión arterial o el asma, así como en el déficit de atención. Ha resultado eficaz en el tratamiento del Cáncer y otras enfermedades relacionadas con el debilitamiento del sistema inmunológico. Es suficientemente conocida en el tratamiento del dolor, especialmente en migrañas, cefaleas así como desordenes intestinales y úlceras de estómago. Parece ser que reduce el lactato en la sangre, indicador del estrés y la ansiedad. Incrementa la producción de hormonas calmantes (melatonina y serotonina) y reduce la de estresantes (cortisol). Asimismo, aumenta la producción de la hormona de la juventud DHEA que tiene influencia sobre la memoria, la función sexual y el control del peso, y tiene un efecto profundo sobre los tres indicadores de edad: capacidad auditiva, tensión arterial y visión de objetos cercanos. En términos biológicos, podríamos decir, que la práctica continuada de la meditación recrea un estado general de hipometabolismo, equilibrio hipotalámico y dominancia parasimpática, estado que define en términos fisiológicos la felicidad.

 

Los psicólogos profesionales, sin embargo, están más interesados en los efectos subjetivos que en los objetivos. En este campo, la meditación eleva la autoestima, aumenta la productividad y la claridad mental -resultando en menos actos reflejos y más respuestas conscientes. Se incrementa la sensación de vivir el momento presente lo que conduce a una búsqueda genuina de lo real y verdadero. Mejora las relaciones gracias al incremento de pensamientos positivos -promoviendo un sentimiento de felicidad jovial- y la recuperación del maravillarse de la vida. La persona se vuelve más amable consigo misma y con los demás desarrollando, además, un sentimiento de fortaleza interior. Reduce la cháchara mental y se vuelve más fácil lidiar con situaciones difíciles. Establece una nueva perspectiva de las cosas consiguiendo que las metas y objetivos de la vida se vuelvan menos apremiantes y resulten más fáciles y agradables.

 

Pero, ¿qué es esta maravilla de la meditación?

 

Hay que recordar que diferentes formas de meditación se han utilizado tanto en Oriente como en Occidente. La investigación científica se ha realizado, fundamentalmente, en practicantes de meditación oriental y más concretamente de meditación budista. Además, hay que tener en cuenta que la mayoría de las formas de meditación han surgido en contextos culturales, espirituales, religiosos, filosóficos y éticos con más de 2000 años de antigüedad. Por ello, es necesario que la práctica de la meditación en el occidente contemporáneo sea crítica, so pena de convertirse en una forma de aleccionamiento religioso sectario, aunque esté motivado por las mejores intenciones.

 

Una figura principal para la iniciación en la meditación es el maestro. Hay maestros occidentales mejores y peores, lo mismo que los hay orientales. En todo caso, la meditación en occidente requiere de un conocimiento profundo de la psicología y la psicopatología puesto que el proceso que pone en marcha es un proceso de autodescubrimiento y autotransformación en el aquí y ahora de la sociedad postmoderna. Lo mínimo que se le puede exigir a un maestro de meditación es la formación necesaria, la renuncia a la seducción y la honestidad respecto a su motivación.

 

La práctica de la meditación puede ser una herramienta de primer orden para la mejora de la salud fisiológica, emocional y cognitiva de los seres humanos, así como proporcionarnos una dimensión espiritual en cuanto a valores y compromiso con el mundo en que vivimos, aunque, los prejuicios, las creencias y el inconsciente de sus practicantes pueden convertirla en un arma para la manipulación y la alienación.

 

Es importante, por tanto, que la meditación se practique como un entrenamiento de la atención y la concentración, y como un método para sentirnos más presentes y ser más responsables de los compromisos que tenemos con las personas que nos rodean, la comunidad en que vivimos y la sociedad de la que participamos.